Este libro condensa en un microcosmos los años previos y posteriores a la Independencia mozambiqueña y se integra en un proyecto que concilia unidad en el campo del imaginario y experimentación en el plano formal. A este equilibrio, poco común en el escenario literario actual, se une la regularidad en la producción del autor. Esta novela, publicada más de tres décadas después de la revolución, reconstruye aquel período con la distancia suficiente para deslindarse de la euforia e incidir en las paradojas que abriga toda temporalidad transitoria. La narrativa elige el escenario de la capital, Maputo, una ciudad aún no explorada por la prosa mozambiqueña y se centra en la experiencia colectiva.