Llegar por primera vez a una ciudad es experimentar muchas cosas, dice Santiago Gamboa, pero sobre todo la magnífica sensación de ser libre. Quizá esa misma sensación explique que buena parte de sus novelas tengan como escenarios principales las ciudades que ha conocido a lo largo de su vida: escribir es también una expresión extrema de libertad. De manera que un seguidor de la obra de Gamboa podrá construir puentes entre sus novelas y sus crónicas de viajes, entre la ficción y la realidad. Pero, con este libro, el viejo y el nuevo lector comparten la posibilidad del asombro: cada ciudad aparece como un punto luminoso en la extensa oscuridad de la noche.