Paulo Freire se dirige aquí a los docentes para tratar los aspectos más delicados de la práctica educativa, y lo hace con la firmeza y la generosidad que caracterizan su estilo. En contra de los tabúes, Freire defiende la necesidad de una autoridad que permita la confianza del maestro en sus propios saberes y convicciones y en su capacidad para vincularse con los alumnos y proponerles otros mundos posibles. Así, las cartas recuperan el sabor del diálogo y el valor de la transmisión que surge de la experiencia. Educadores e investigadores encontrarán en este libro una invitación para que se vuelvan productores de comprensión de las palabras del autor.