FLEISACHER, ESTHER
Los poemas de Esther Fleisacher mueven a sentir la poesía que cada uno lleva consigo. Ese es el encanto de muchos de sus versos sobre lo sencillo, lo pequeño y lo cotidiano. La poeta evoca un hilo de su voz y nos deja escuchar la fuerza de presencias y ausencias de su corazón, donde están los orígenes, la berenjena y el maduro, un puerto en la lejana África. También asistimos al diálogo de otredades que trae inquietudes sobre la mentira, lo efímero, la libertad. Por último, su íntima y vital biblioteca alimenta la confesión sobre su oficio de escritora y lectora.
No hay preguntas resueltas en Blanco a contraluz, ni llaves que abren puertas mágicas; el misterio pasa a nosotros, lectores, para seguir sintiendo su gracia. Y ese es un riesgo mayor, tan potente que puede perturbar: darle libertad a una palabra sincera, con rostro verdadero, sin complacencia, y cuya belleza también nace de la severidad y la confrontación.