ARROYAVE ALVAREZ, ORLANDO
Es de resaltar el humor que Orlando Arroyave Álvarez logra extraer de los personajes de Baila Sarah, baila. Fácil hubiera sido incurrir en patetismos maniqueístas cuando la tragedia irrumpe y cerca el relato. No ocurre así. Aunque no se esquivan las situaciones deprimentes, los personajes se visualizan en un dinámica vitalista que los exonera de la lágrima o de la debilidad, y cuando estas aparecen, son exageradas hasta el ridículo y la risa.
La novela, que no nos sitúa en un momento político concreto, pero sí alegoriza la violencia colombiana, evade el panfleto,y, en su lógica interna, los aspectos políticos son tratados con rigor. Podríamos decir que el propio argumento de la novela le confíere a esta una belleza especial: un circo atraviesa los campos para presentarse en un pueblo lejano; en medio de la travesía, la muerte. Sin embargo, el circo permanece, como si el autor quisiera convencernos de que la esquiva muerte del arte equivale a su perennidad.