En este poemario, y por primera vez, el corazón de Rayden toma la palabra
«Llamé durante mucho tiempo "amor" a lugares que no lo eran, engañándome con la complacencia y el falso sentido de pertenencia; convencido de que el callo que había creado sería amarre suficiente para poder mantener el dolor a raya sin saber que, paradójicamente, en lo que tiene que ver con la emoción, lo mismo que te sujeta, te ata.»