SANCHEZ OTERO, CARLOS EDUARDO / GONZALEZ TORRES, ELIANA / ALFONSO SANCHEZ, JULIAN ANDRES
En Bogotá, la cultura de la bicicleta convoca cada vez con mayor fuerza experiencias vitales, identitarias y colectivas. Introducido a finales del siglo XIX, este medio de transporte pasó de su condición de uso exclusivo para ciertos grupos sociales que podían tener este "objeto de lujo" a convertirse en un artefacto rodante popular al que tienen acceso miles de ciudadanos y ciudadanas. La bicicleta crea una territorialidad particular en el paisaje de Bogotá y se reconoce como una herramienta cotidiana de trabajo; como símbolo de reivindicación del derecho a habitar la ciudad, y como plataforma de transformación social para disfrutar, vivir y recorrer el espacio urbano de una manera distinta. En lo que respecta a las regiones rurales, la movilidad en bicicleta contribuye a la conservación de ecosistemas vitales y a la valoración del patrimonio natural de Bogotá. De acuerdo a datos de la Secretaría de Ambiente, viven allí un 34% de campesinos, es decir, más de 17.000 personas, seguida de Sumapaz, con 11.600 campesinos. En estas dos localidades, la ruralidad de la ciudad se constituye en un escenario especial donde la cultura de la bici se articula con las dinámicas territoriales, el trabajo campesino, y las prácticas cotidianas del campesinado bogotano como sujeto político y social de derechos. Bogotá le ha conferido al uso de la bicicleta un papel determinante en el fortalecimiento de un sistema de movilidad más sostenible y limpio. Esta agenda apuesta por la visibilización de las acciones de valoración y gestión de este complejo sistema cultural. Para esto, hemos seleccionado doce ejes temáticos -uno por cada mes del año- que proponen un breve recorrido a través de la memoria, el territorio, las identidades y las comunidades.